Cuenta
una fusión entre la historia y la leyenda que Urachiche fue fundado en 1620 por
orden del gobernador Francisco de la Hoz Berrío y el Obispo Gonzalo de Angulo. La región, hasta ese entonces, había sido
habitada por tribus de indios Guachires, Chirimagües,
Jirajaras y Camunares. Allí este grupo de inocentes pecadores vivió
antes de la llegada de los españoles, viendo pasar el tiempo sin conocer su exactitud. Para bien o para mal, un manto verde los
mantuvo aislados durante siglos, quizás
aún más. Sólo las piedras ocultas en sus ríos, algunos fósiles, y los árboles más antiguos saben exactamente
por cuánto. Son éstos los guardianes de las historias perdidas de un tiempo
previo a la llegada de hombres blancos. Más
en este mundo, tanto al pecado como a la virtud les llega su fin, y este grupo
semidesnudo de adoradores de astros y fenómenos naturales no fue la
excepción. En un momento inesperado algún
malaventurado indio debió divisar la llegada de unos hombres pálidos. A partir de ese instante, la historia de la
región nunca más volvería a ser la misma.
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